ATENCIO DE VICTIMAS

Mujeres, 80% de quienes atiende la Comisión de Atención a Víctimas

Chetumal.- Son mujeres la mayoría de las víctimas que atiende la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctima del Delito del estado de Quintana Roo (Ceavqroo), afirma su titular. De hecho, tanto en 2017 como en 2018, el 80% de víctimas atendidas fueron mujeres; de ellas, muchas son menores, y padecen delitos sexuales y violencia intrafamiliar.
“Seguimos manteniendo la misma tendencia, de que ocho de cada 10 víctimas que atendemos en la comisión son mujeres; sigue habiendo un número importante de menores de 15 años que estamos atendiendo y la incidencia en cuanto a su victimización sigue siendo en delitos de índole sexual y de violencia familiar”, explicó en entrevista Karla Rivero González, comisionada ejecutiva de Atención a Víctimas.
Uno de los temas en los que trabajan con diversas dependencias es en el protocolo de actuación para emitir órdenes de protección a favor de las víctimas.
“El documento fue evaluado el año pasado; obtuvimos retroalimentación; aun y cuando la orden no es propiamente el mecanismo que aleja a la víctima de un entorno de violencia sí es el mecanismo que la protege de sufrir un daño mayor o irreversible”, expresó.
De acuerdo a las cifras con las que cerraron 2017, dice que de sus dos mil 160 víctimas contabilizadas, el 80% eran mujeres, alrededor de mil 600 personas.
“De ellas, la mitad eran entre menores y adolescentes; mujeres, niñas y jóvenes se encuentran en una situación de extrema vulnerabilidad”, lamentó.
Y es que además de la situación de género enfrentan desigualdades socioeconómicas.
“En 2018, cerramos con tres mil 200 víctimas; el crecimiento se debe a que las instituciones canalizan a las víctimas y conoce que existe la Ceavqroo”, aseguró.
Explica que ellos, como dependencia, no cuentan con ambulancias o servicios médicos, por lo que hacen gestiones para canalizar a las víctimas a las instancias que las pueden atender.
Reconoce que deben mejorar mecanismos; incluso contemplan el uso de brazaletes electrónicos que permitirían saber si un agresor se acerca de manera física a una víctima.
Concluye señalando que cada caso debe revisarse minuciosamente, pues no es el mismo nivel de alerta de cada víctima y no todos los agresores responden igual ante una restricción, pues algunos se inhiben y otros no.