Fallece

Fallece futbolista de Tigrillos por volcadura en tramo Chetumal- Bacalar

 

Chetumal.- Joven promesa del fútbol chetumaleño perdió la vida la tarde de este domingo tras sufrir un terrible accidente automovilístico sobre la carretera federal, la directiva de Tigrillos de Chetumal a la cual pertenecía, manifiesta la sensible pérdida.
Luis Fernando, de la categoría Tercera División Profesional no pudo salir de sus lesiones sufridas en una volcadura, en las inmediaciones de Bacalar.
La Directiva de Tigrillos Chetumal confirmó a través de un obituario la noticia, “El club Tigrillos de Chetumal, Directiva, Cuerpo Técnico, Jugadores, Entrenadores.
Se une a la pena que embarga a familiares y amigos por él sensible fallecimiento de
LUIS FERNANDO JOSE GONZÁLEZ BALAM, Jugador del equipo Tigrillos de Chetumal. Sobre todo, gran ser humano, amigo, compañero, deportista”.

MUERE TRAS CHOCAR CON UN CAMIÓN CAÑERO

Joven pierde la vida al estrellarse en la parte trasera de un camión cañero, los hecho se registraron 5 kilómetros antes de llegar a la comunidad de #GonzálezOrtega donde una persona del sexo masculino pierde el control de su motocicleta chocando de lleno con un tortón.

El ahora occiso responde al nombre de Néstor Montes oriundo del palmar pero actualmente vivía en el poblado Sergio Butrón Casas, personal de la fiscalía se hicieron cargo de los hechos para el deslinde de responsabilidades y posteriormente realizar el lavantamiento del cadáver(Alfredo Sánchez Morfin).

Muere uno de los cuatro jóvenes baleados durante la madrugada al pie de carrito de ‘hot dogs’ en el centro de Chetumal

CHETUMAL, MX.- A consecuencia de las heridas que recibió durante un ataque registrado mientras comían “perros calientes” en céntrico local de Chetumal, falleció un joven de 23 años de edad identificado como Jorge. B. C., quien resultó ser sobrino de la exdelegada de Liconsa, Karla B. P., reclusa del CERESO de Chetumal por el asesinato de su esposo.

Según información extraoficial, pues hasta el momento la Fiscalía General del Estado mantiene total hermetismo sobre el caso, se registró el fallecimiento del joven quien era uno de los cuatro que resultaron heridos durante una agresión con arma de fuego mientras comían en un puesto de “perros calientes” en la confluencia de las calles Álvaro Obregón y Héroes, en pleno centro de Chetumal.

La entrevista a José José: He sido Paloma, no Gavilán.

La vida fue una tempestad, pero en Miami —último refugio del que fue quizá el cantante más prodigioso de México en los ’70 y ‘80— ha alcanzado tierra firme. Pronto cumplirá medio siglo de una carrera que, devastada por un alcoholismo de tres décadas, lucha por salvar. Su voz, áspera y cavernosa, no es ni vestigio de la que conmovió al continente. Pero hoy, 2011, adora su presente con su esposa Sara Salazar, la única mujer que, dice, no lo ha usado.

—¿Cómo vive hoy José José?

—Inmerso en la noche, como Frank Sinatra: en la madrugada estudio metafísica, leo, hago oraciones, escucho jazz y música clásica. Me acuesto a las 6 am y me levanto a las 2 pm para ir al súper, por mi hija a la escuela, ayudar en casa, ensayar. Soy completamente feliz al lado de mi esposa Sarita, sus hijas Celine y Monique, y de nuestra hija Sarita.

—¿Qué siente cuando oye la gran voz que tenía hace 30 años?

—Es hermoso ver esa capacidad. Ahora tengo muchos problemas para subir al escenario: tomo un tratamiento de ventilación y desinflamación un día antes para dotar de calidad a mi garganta, que se recupera a pasos agigantados.

—¿Por qué aún canta?

—Es mi modus vivendi.

—Muchos critican que todavía cante.

—¿Por qué me critican? Nadie canta igual que al principio, es lógico. Sigo trabajando y con calidad. De no ser así me retiraría.

—Elija el recuerdo más vivo de su infancia en la colonia Clavería.

—Ser hijo de cantantes de ópera (Margarita Ortiz y José Sosa) nos marcó a mí y a mi hermano Gonzalo, tres años menor: íbamos a que ensayaran en Bellas Artes y muchos artistas ensayaban en casa. Una ironía: mi papá rechazaba que nos dedicáramos a la música por lo difícil de sobrevivir. Pero él nos marcó al oír todo el santo día ópera y música clásica en la XELA (AM 830, “Buena música desde la Ciudad de México”).

El pequeño alumno José Rómulo Sosa Ortiz había sido elegido por los maestros del Instituto Estado de México de la colonia Clavería para cantar el himno cada lunes en el patio frente a sus compañeros de Primaria: era evidente que poseía una voz fantástica. Pero su padre alternaba con María Callas, Giuseppe Di Stefano o Nicola Rossi-Lemeni en la Temporada Internacional de Bellas Artes: el célebre tenor no toleraba que su hijo quisiera oír a  Chubby Checker o Elvis Presley, que entonces fundaban el twist y el rock and roll. Y se lo prohibía. Como pudo, su hijo se rebeló: a escondidas, en la casa de la calle Tebas 32, el adolescente ponía en el tornamesa una y otra vez la canción “Cien años”, para escuchar (y estudiar involuntariamente) la interpretación que de ese tema hacía Pedro Infante. Y después, sacó provecho de un regalo de su amigo del barrio Leo Villalobos: un acetato del popular Johnny Mathis. Aquel LP doble de 1964, “Los grandes años”, le cambió la vida.

—¿Por qué ese disco fue tan importante?

—Lo aprendí por completo con la dificultad de la respiración y las notas largas. Me reveló mi capacidad para cantar. Luego, con los estilos de mi maestro “Pepe” Jara y Barbra Streisand, pude crear un estilo propio.

—¿Cómo era ese padre que lo marcó?

—Un hombre adusto fuera de serie: hablaba cuatro idiomas, gran lector, culto, aprendía óperas completas con todos los papeles. Pintaba, pirogrababa, sabía electrónica y plomería. Y todo lo hacía bien. Aunque él lo esperaba, nosotros no teníamos su misma habilidad.

En Miami, “El Príncipe” ha sido adoptado por la comunidad cubana, que lo venera desde 1970 cuando les cantó por primera vez. Prepara su disco 31 y, ya sin pesadumbre, extraña México. Sobre todo por José Joel y Marysol, hijos de su matrimonio con Ana Elena Noreña (“Anel”). Y extraña por la comida. En la época del éxito frenético, después de su espectáculo iba a la taquería El Califa de León, en Ribera de San Cosme, con su equipo de siempre: Anel, su cuñado Manuel y “Jorgito”, un asistente. “Lo primero que hago cuando regreso es comer en los lugares de mi época: San Cosme, el Arroyo, Los Panchos —dice el capitalino de 62 años—. Añoro el menudo, los tacos de cabeza, los mariscos”.

—¿Cómo ve a su país?

—Es inadmisible lo que sucede (la violencia) por culpa de los gobiernos anteriores. Y que en un país tan rico, los ricos nunca hayan compartido su riqueza. Eso es lo más lamentable.

—¿Cómo era esa vida de fama estruendosa?

—Era difícil, amargamente lo digo, disfrutar lo ganado: la casa, los coches… Era trabajo-trabajo-trabajo. En los ‘80 ya sólo tenía tiempo para trabajar: trabajé 25 años seguidos todos los días de la semana. Y menos había tiempo para amigos. Lo último que recuerdo fue a fines de los ’60: hacíamos reuniones y mi querido “Pepe” Jara, que tanto admiré, llegaba y decía: “Voy a cantarles mil pesos. De a centavo la canción”.  Ahí nos estábamos oyéndolo 15 días. ¡Dios mío! 15 días.

Su inflexible padre que le torció hasta el gusto musical para que mantuviera su concepto de rectitud, abandonó a su esposa Margarita —casi una década mayor que él— y a sus dos hijos un día de 1963. Enamorado de la soprano Laura Manterola se mudó a Tampico, donde tuvo dos varones más: José Octavio (hoy historiador musical)  y Héctor (actualmente contratenor).

—¿Cómo le impacto el abandono?

—Mi papá ya no quería vivir con nosotros: había formado otra familia con una mujer más joven. El día que a las 4 pm se fue de casa, con unos amigos fui en la noche a comprar una anforita de Ron Batey. Tenía 15 años. Desde que tuve uso de razón vi beber a mi padre.

—Pero ahí se liberó su carrera musical…

—Mi mamá era súper protectora, espiritual. Mi papá se fue y no tuve más que ayudarla. Por mi primera serenata me pagaron 10 pesos. Se los di y los puso en un cuadrito. Pero un día que se me hacia tarde para llegar al (centro nocturno) El Señorial, agarré esos 10 pesos para irme en taxi.

—¿Volvió a ver a su papá?

—Ya sólo en Tampico, cuando fuimos porque estaba grave. Era lamentable: por su abdomen gigantesco lo sentaban entre tres enfermeras. Me impactó verlo destrozado por el alcohol. Un día, en ’68, sufrió un paro por cirrosis. Lo volvimos a ver en su sepelio.

A José le urgía aportar dinero a la casa: recibió unos pesos como obrero litográfico, oficio en el que procesó las tapas de los LP del español Raphael, de Discos Gamma. En busca de su otra ilusión, ser piloto, cursó dos años de Mecánica de Aviación. Y vino el primer golpe amoroso: “Una novia de la Del Valle me dejó y sentí un gran vacío en mi alma. Entendí que las canciones que cantaba desde ’63 contaban mi historia. Me decía, “¿Cómo le hacen Manzanero, Álvaro Carrillo, para cantar lo que siento?, ¿me están espiando?” Había descubierto que nací para cantarle al amor”.

—¿Tuvo su vida una misión?

—Antes, cantar al amor. Hoy, además, llevar el mensaje de Alcohólicos Anónimos a los jóvenes, para prevenirlos de paraísos artificiales. Tengo la responsabilidad de repartir la luz que recibo de Dios.

El Señorial, en la esquina de Hamburgo y Florencia, traía a músicos legendarios como Nat King Kole y Debbie Reynolds. Ahí —junto a sus amigos Gilberto Sánchez y Enrique Herrera—, José debutó como cantante y contrabajista con el grupo de jazz Los PEG, a mediados de los ‘60: “Fue  maravilloso. Empecé a ganar muy buen dinero, me compré mi coche último modelo, mis instrumentos Fender y saqué de trabajar a mi mamá, bendito sea Dios, que tenía su Súper Cocina”.

Pero el batacazo comercial llegó hasta ’74. Su amigo Paul Anka le cedió el tema “Let Me Get To Know You”, que un José delgado y de melena ondulada cantó como “Déjame conocerte”. Desde entonces, y hasta hoy, José José sonó en la radio. Por los triunfos de los ‘70 se dio el lujo de un hermoso Ford Galaxie 500 1974, recorrió Iberoamérica en giras y lo contrató Ariola, la discográfica de la producción más vendida de su carrera, “Secretos”, de 1984. El PRI, presuroso, ya lo consentía.

—¿Cómo fue su relación con el poder?

—Me llamaban. Doña Carmen Romano (esposa de José López Portillo) fue gentilísima conmigo: le encantaba que le cantara “Feelings”, de Morris Albert, y me invitaba con mi espectáculo a eventos del DIF. Para su esposo canté en una reunión de sindicalistas petroleros en Tampico. Me presenté en Los Pinos para los señores licenciados (Gustavo) Díaz Ordaz y (Luis) Echeverría. Al único que no tuve el gusto de cantarle es al señor presidente actual (Felipe Calderón). Pero le canté a su señora esposa (en 2009) en el show de Yanni.

—¿Qué papel jugó en su carrera Raúl Velasco?

—A mi padrino lo adoré. Me tuvo consideraciones especialísimas por mi enfermedad. Me cuidaba para que apareciera bien en los programas.

Al divorciarse de Anel en 1991, tuvo una crisis alcohólica. Decidió buscar una salida en el Addiction Medical Discovery Team de la Universidad de Minnesota. “Contando mi vida, le dije a un instructor que mi papá murió de alcoholismo a los 45 años. Y me preguntó: ‘¿Qué edad tienes?’. ‘45’, le dije. Y respondió: “Haces lo mismo que tu padre”. Por eso nunca olvido aquel slogan: “Si tomas frente a tus hijos, lo harán igual que tú”.

—¿Hay algún día de esa vorágine que nunca olvidará?

—En el ’94 me la pasé despidiéndome de los escenarios: siempre estaba intoxicado y la gente lo sabía. Un día al entrar a un palenque, no sé ni dónde, me disculpé por mi mal estado y empecé a llorar. Alguien gritó de las alturas: “Venimos a compartir contigo. Canta”. Canté, y bien. Mi gente me apoyó hasta en lo más aciago de mi vida.

—¿Cómo fue en su vida el amor?

—Ha sido difícil aprender a amar. Sarita Salazar, mi esposa, es la única persona a la que le he dicho: “¿Quieres ser mi novia?” Las demás me escogieron a mí. No tenía la capacidad de elegir: he sido muy tímido para con la mujer. Sarita es la única con quien que he tenido una convivencia basada en el amor. Salvo ella, todas con quienes intimé me usaron.

—¿Es gavilán o paloma?

—Siempre he sido paloma, no gavilán.

—¿Qué canciones lo definen?

—Las que me hicieron ser mi propio biógrafo: “Pero te extraño”, “La nave del olvido”, “El triste” y “No es a mí”.

—¿Qué le falta por hacer?

—Elevar las carreras de “Pepe”, Marysol y Sarita a donde les corresponde estar por herencia y talento. Pero he sido un hombre afortunado: me equivoqué y recapacité. Con una lucha sin cuartel de años he logrado vencer la enfermedad: llevo 18 años de una maravillosa sobriedad.

—Qué paradoja: hizo feliz a tantos y vivió con tanto dolor.

—Retraté mi historia en canciones. El día que entregue a mis hijos la colección de todo lo que grabé, les diré: “Aquí, con música, está mi vida”. EP

Entrevistada publicada originalmente por el autor en la versión impresa de la revista Quién en abril de 2012

Fallece policía carrilloportense tras caer de su moto

Felipe Carrillo Puerto.- Un elemento de la Policía Municipal de Felipe Carrillo Puerto murió esta mañana, luego de accidentarse en su motocicleta sobre la carretera federal 184.
El elemento que se accidentó llevó en vida el nombre Perfecto U. T., era originario de la localidad de Yoactún.
Los hechos ocurrieron en la vía Muna-Carrillo Puerto, a la altura de Z Gas, por el kilómetro 211. El accidente se suscitó cerca de las 11 de la mañana.


Una vez que llegaron elementos de la Policía Federal y el Servicio Médico Forense se pudo identificar a quien perdió la vida de manera instantánea debido al fuerte impacto; fue así como se supo que era un elemento en activo de Seguridad Pública Municipal.

Fallece joven instantáneamente al chocar su automóvil

Chetumal.- Un joven de entre 24-29 años salió de fiesta la noche anterior, pero hoy ya no llegó a su casa, pues murió en un accidente automovilístico al estrellarse contra una barda en la calle a la entrada a “Ecosur” en la colonia Antorchista, a una cuadra del cuartel de la Policía Muicipal de OPB.
Según los peritos de Tránsito, el exceso de velocidad y el alcohol contribuyeron para que el joven perdiera el control de su automóvil Aveo gris de la Chevrolet, con placas de circulación UUJ-552-D de Quintana Roo y antes de salir a la avenida “Centenario” se impactó contra la barda.
Por el choque la barda presenta bretaduras, pero el automóvil quedó prácticamente desecho de la parte delantera hasta la mitad e instantáneamente murió el conductor. Hechos ocurridos a las 5:40 de la mañana de hoy domingo.
Hasta el lugar llegaron elementos de Policía y Tránsito de Othón P. Blanco, inmediatamente acordonaros el área para posteriormente dar entrada a la Fiscalía General del Estado y al Servicio Médico Forense, quien levantó el cadáver del conductor.
Hay que destacar que elementos del H. Cuerpo de Bomberos ayudaron a la Fiscalía para extraer el cuerpo, ellos utilizaron la llamada “quijada de la vida”, pues el joven sin vida quedó entre los fierros retorcidos de la unidad, que del impacto en la banqueta primero golpeó un árbol para finalmente chocar contra la barda.

Fallece hombre prensado en Chetumal por falta de ambulancia

Chetumal.- Un hombre que reparaba un automóvil falleció luego que se le cayera la unidad encima, después de aguardar en vano por la ambulancia por casi una hora.
El sujeto, de unos 30 años de edad, fue aplastado en el pecho por un automóvil, luego que se dará el gato hidráulico que utilizaba, en calle Xul Ha, entre Chacchoben y Kohunlich, en la colonia Fovissste, quinta etapa.
Aunque su familia llamó al número de emergencias, le informaron que no había ambulancia disponible, por lo que únicamente llegó una patrulla, cuyos agentes nada pudieron hacer para atender al lesionado, que falleció cerca de una hora después, sin ser trasladado.
Ya van varios incidentes en el año en que personas fallecen en la capital del estado por falta de ambulancias.

Se ahoga una persona en Mahahual

Chetumal.- Un persona se ahogó tras meterse a nadar en un mulle frente a la Bahía de Mahahual, en el Malecón frente hotel Aqua Star de la alcaldía de Mahahual.
Según el parte policiaco, los hechos ocurrieron este mediodía de hoy sábado, cuando elementos de bomberos y municipales llegaron para prestar el auxilio solicitado del alcalde Obed Durón, ya que una persona del sexo masculino se había metido a nadar y no había salido.
También llegaron elementos de diferentes corporaciones para colaborar en el rescate del cuerpo de una persona de tez morena y complexión robusta, de aproximadamente 45 años de edad con iniciales G. S, según datos que proporcionada por una mujer quien acompañaba al masculino.
Al acercarse los paramédicos para prestar los primeros auxilios, después de practicarle el procedimiento por aproximadamente 15 minutos, determinaron que el masculino ya no cuenta con signos vitales.
Finalmente dieron parte a los agentes de la Fiscalía General del Estado y el cuerpo del occiso fue trasladado al Servicios Médico Forense para la necropsia de ley.

Fallece atropellado por una motocicleta

 

Chetumal.- Una persona fallecida y una lesionada fue el saldo de un accidente en el tramo carretero Chetumal-Santa Elena, la noche de hoy martes, según informaron autoridades policiacas del lugar.
Según testigos de los hechos, el ahora occiso trató de cruzar la carretera y no se dio cuenta que venía una motocicleta a toda velocidad, que lo colisionó y proyectó como unos 50 metros, falleciendo. El motociclista también derrapó y quedó herido.
Hasta el lugar llegaron paramédicos de la Cruz Roja, quienes después de dar los primeros auxilios, trasladaron al herido a un hospital para su atención médica. También llegaron elementos de la Policía Federal, y los peritos de la Fiscalía General del Estado se hicieron presentes para levantar el cuerpo del occiso.
Hasta el momento no se conoce la identidad de la persona fallecida, el cuerpo fue llevado al Servicio Médico Forense.

Rafael Coronel, adiós al artista discreto, solidario.

Por Gerardo Romo/// Ágora Digital

Zacatecas.- Rafael Coronel antes que artista excepcional, era un buen ser humano. Era común en él que maravillara a sus sobrinos pequeños contándoles algunas de sus historias de viajes por Europa.

Y a su regreso a casa luego de las travesías, el maestro Rafael siempre volvía con un pequeño regalo para sus sobrinos.

Así lo recuerda Roberto Coronel Nava a quien Rafael, el artista solidario, apoyó económicamente para que concluyera sus estudios de maestro. “Soy maestro gracias a él”, dice entre lágrimas el  hijo de Roberto Coronel Arroyo, también artista, pero en la confección de prendas de vestir.

Seguramente, la confesión de su sobrino, al maestro no le hubiera gustado, pues solía ser discreto y decía frecuentemente, “le cae al que diga algo”, como advertencia a sus allegados cuando sabían que ayudaba a alguien.

La banda de música del Estado acompañó el cortejo fúnebre con las cenizas del pintor y coleccionista Rafael Coronel.
Durante el homenaje organizado por el Gobierno estatal y la comunidad artística se reconoció en el maestro a un profeta en su tierra y siempre orgulloso  de ser zacatecano, lo  que nunca negó.

 Desde la que fue su casa de nacimiento, en Allende 109, en pleno centro histórico, hasta el museo que él fundó en 1990, niños por ambos lados de las aceras siguieron el recorrido con pañuelos blancos y aplausos (fueron dos kilómetros de recorrido).

A su llegada a Catedral, el obispo Sigifredo Noriega aseguró que Zacatecas y la humanidad fueron bendecidos por Dios con su hijo Rafael Coronel, que supo plasmar la belleza, y los contrastes de la realidad con libertad creativa.

Sus amigos, que lo acompañaron y conocieron resaltaron que la mayor cualidad de Coronel no estaba en su intensidad en el color  al pintar azules o rojos intensos característicos en su obra junto a  su formación académica rigurosa,  sino en su generosidad y sencillez.

No le gustaban los homenajes ni reconocimientos, prefería el perfil bajo, aunque se sabía reconocido mundialmente.

“Él no hubiera estado de acuerdo con ningún homenaje”, aseguró José Esteban Martínez, amigo de Coronel desde hace por lo menos 25 años.

Apasionado del ser humano, viajero incansable, y con un talento innato que desarrolló en buena medida en el taller de su suegro Diego Rivera durante 20 años para forjar su propio legado y estilo, sus amigos coincidieron que su obra  Coronel será recordado por siempre.

“Lo que más le enorgulleció a Rafa era su museo, qué mayor generosidad que dejarnos a los zacatecanos y al mundo ésas colecciones únicas”, consideró  Martínez quien conoció a Coronel por azres del destino en la dirección de artes plásticas del INBA.

“Los pintores primero tienen que aprender a dibujar antes de hacer cualquier cosa”, solía decir el maestro.

El gobernador del Estado, Alejandro Tello, aseguró que Coronel deja una huella indeleble para el mundo“ Generación tras generación lo recordarán”, dijo. “Zacatecas se duele por la pérdida de uno de sus artistas más prolíficos y destacados”.

Entre sus amigos pintores y artistas como Alfonso López Monreal, Ismael Guardado, Emilio Carrasco, Jesús Reyes Cordero y José Esteban Martínez no sólo coincidieron que el maestro Coronel dejó un legado de enseñanza inagotable.

“Él en sí mismo era una escuela”, asegura Martínez.

Aunque Coronel es un artista universal, su museo no es tan conocido como se quisiera, ni siquiera por los zacatecanos, a pesar de tener la colección de máscaras, y títeres más grande del mundo.

“Los zacatecanos no conocen el museo (Rafael Coronel), pero se sienten orgullosos del museo”, reconoce Mateo Rivera, sub director del lugar.

Para Manuel González Ramírez, cronista de la ciudad, Rafael Coronel es un caso excepcional pues sí fue profeta en su tierra y la historia le donará la inmortalidad.