Por Pedro Canché
En su ansiedad por ir tras la presidencia municipal de Chetumal, Roberto Erales se pone la máscara de opositor y de activista, pero se le ven forzadas esas caretas y además le quedan grandes, porque por su ambición no le interesa el bienestar de los chetumaleños sino del cargo que siempre ha soñado, ser alcalde de la capital de Quintana Roo .
Y se monta en el fenómeno delictivo que ha crecido en el país y que su anterior partido el PRI permitió la entrada en Quintana Roo a los carteles de la droga, ahora cual fariseo exige una seguridad pública que no practica en su casa y se puso de pechito para que los amigos de Alberto Capella-a quien se le fue en la yugular en la entrega del 4 Informe de Gobierno- lo exhibieran como el tipo que es, candil en la calle y oscuridad en su casa.
Porque los cachorros Erales son monitoreados desde hace un año por los militares y policías por sus nexos con un grupo del crimen organizado. Cada vez se les encuentra alguna relación con los crimínales y pronto tendrán sorpresas, pero ni siquiera será por parte de la policía local, sino la federal.
En un país democrático, el diputado Roberto Erales ya habría renunciado por vergüenza, pero cómo su partido, el PT va de la mano con Morena, pues el señor se siente “santificado” y “bendecido” por la 4T aunque su cola alcance el sexenio de Mario Villanueva.
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La chilanga Fabiola Cortés Miranda, abogada, periodista y activista, es tenaz y picando piedras puede llegar a conseguir algún cargo público en Quintana Roo. Algún huesito pues como lo intentó en 2016 cuando por la vía del PRD se puso en la lista para una diputación plurinominal, pero estaba como tercera en la lista y pues no llegó, llegó Emiliano Ramos.
Emiliano Ramos para no dejarla sin hueso trató de gestionarle- previo consenso con Fabiola- el cargo de titular del Instituto de Transparencia, pero no le fue posible.
Es por ello que entendemos un poco su frustración y mejor se ha vestido de ratona con un grupo de sus seguidores para hacer activismo, aunque como el caso de Roberto Erales no es un activismo genuino sino para ver qué hueso consigue en el futuro por la mala suerte que ha tenido. Aunque no está claro si será por Morena o por su partido el PRD.
En cuanto al periodismo escribe sus aventuras de activismo y otros descubrimientos en su página Somos tus Ojos, y queda claro que no es periodismo de a pie, periodismo genuino sino para apuntalar, apalancar su activismo.
En cuanto a su carrera de abogada ninguno de las denuncias que ha llevado a la Fiscalía General de la República o la Fiscalía Anticorrupción en Quintana Roo tienen el soporte jurídico para llevarlo ante un juez y dé actos de probanzas que ameriten castigo serio a quienes denuncia.
¿Mala suerte?
Es decir no prosperan, no tienen la fuerza legal suficiente. Entonces baila vestida de rata para presionar a la autoridad y caerle bien al público.
Entonces es fácil deducir que no es mala suerte su forzado activismo, su forzado periodismo y su forzado papel de abogada.
Quien abarca mucho aprieta poco.
Quien por mucho abarcar mediocre a de resultar…